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Domingo 06 de Enero de 2013 10:20 Ambiente
Ambientalistas de Colón advierten sobre el uso del “fracking”
Dicen que "corresponde un categórico pronunciamiento que prohíba mediante una legislación taxativa a someter nuestros recursos vitales a experiencias que sólo benefician a pocos".
(Edición impresa) La Asamblea Ambiental Colón Ruta 135 lanzó una contundente advertencia al uso del método de fractura hidráulica para la extracción de gas no convencional.
La grave problemática ambiental que implica la explotación de gas no convencional mediante el único método de extracción posible, romper la roca a gran profundidad para que el gas pueda salir e inyectar agua con arena a muy alta presión.
El pasado viernes 04 desde las 19:30, llevamos a cabo en la E.E.T. N°2, una disertación y posterior debate sobre esta temática a cargo del Ing. Eduardo D’Elía ante un interesante marco de público.
El agotamiento de los yacimientos convencionales de petróleo y gas, ha impulsado a buscar nuevas fuentes en zonas más inaccesibles o de difícil extracción donde el gas permanece inmóvil en los poros repartidos por todo el estrato. Para extraerlo no basta con perforar sino que, además, hay que romper la roca a gran profundidad para que el gas pueda salir. Es el gas “no convencional”, y para su extracción se utiliza este método de “fracturación hidráulica” o “fracking”.
¿QUE ES FRACKING?
La Fractura Hidráulica (fracking) es la técnica usada para extraer el gas no convencional, almacenado en pequeños poros o burbujas de rocas impermeables ubicados a cientos de metros debajo de la superficie.
Para sacarlo, no basta con perforar (como el gas convencional) sino que se debe, además, fracturar la roca para que el gas pueda salir.
Primero, se perforan verticalmente cientos de metros, hasta llegar hasta esa roca; y a continuación se perforan horizontalmente tres o cuatro kilómetros.
Posteriormente, se fractura la roca inyectando a muy altas presiones una mezcla de agua con arena (98%) y una variedad de alrededor de 600 productos químicos (2%). La arena mantiene las fracturas abiertas, permitiendo la salida de gas. Del líquido altamente contaminado, se recupera controladamente entre un 15 % y un 85 % que necesitan un tratamiento muy costoso y la mayoría de las veces se vuelca a piletones y se realiza una asperción para intentar su evaporación.
El resto que no regresa a la superficie, tiene un destino incierto. Por cada litro de hidrocarburo extraído, acompañan 19 litros de agua salobre mezclada con hidrocarburos que necesita reinyectarse y/o tratarse.
En zonas hidrocarburíferas existe la posibilidad de reinyectar esta agua a pozos convencionales agotados que naturalmente tienen una buena aislación de roca impermeable. Como nuestra zona NO tiene antecedentes de explotaciones de hidrocarburos, la única alternativa posible es reinyectar este líquido al subsuelo, sin garantías de que el mismo quede en una cavidad aislada como en los pozos hidrocarburíferos agotados ya que sólo se busca una formación porosa.
Este tipo de prácticas es muy riesgosa porque el agua con hidrocarburos que se inyecta es frecuente que lubrique las placas tectónicas del subsuelo a través de las fallas que existen en equilibrio hasta ese momento sin haber registrado antecedentes de movimientos telúricos.
CONSECUENCIAS
- En las zonas de explotación se perforan redes de cientos y hasta algunos miles de pozos separados por pocos kilómetros entre sí esparcidos por todo el territorio de manera de abarcar mediante perforaciones horizontales que corren por debajo la totalidad de subsuelo. En un solo pozo se inyectan entre 9 y 29 millones de litros de agua mezclados con químicos de alta peligrosidad -cuya formula se intenta mantener en secreto- de los cuales 17 son tóxicos para organismos acuáticos, 38 son tóxicos agudos y ocho son cancerígenos probados -junto a otras seis sustancias sospechosas de serlo-, siete son elementos mutagénicos y cinco provocan efectos sobre la reproducción.
- A eso se le agregan metales pesados, hidrocarburos y materiales naturalmente radioactivos que esta técnica trae a la superficie. Todo ello contamina enormemente el agua para consumo, riego y producción. Esto se provoca por tratarse de una técnica EXPERIMENTAL que al resquebrajar la roca del subsuelo produce fracturas descontroladas como cuando se hace estallar un vidrio. De esta forma existen altas probabilidades de comunicar hidrocarburos con acuíferos, como ha ocurrido en los lugares donde ya se ha llevado a cabo este tipo de explotación, donde la gente ha hecho encender fuego de las canillas de sus casas y de lugares al aire libre donde se empezaban a producían burbujeos en arroyos. Una vez que se provocan estas fallas son imposibles de remediar, incluso se pueden llegar a manifestar años después de que se ha realizado la explotación que dura en el mejor de los casos sólo 3 años.
- Se ha demostrado que ha causado frecuentes terremotos de alrededor de 5 grados Richter en las zonas de explotación cuando antes NO había antecedentes tectónicos. ¿Quién puede garantizar y hacerse cargo de que no se provoque otro accidente como Fukushima en Atucha donde vivimos 20 millones de personas en un radio de 300 km?
- Aumenta enormemente las emisiones de gases de efecto invernadero, pues se expulsa al aire hasta el 8% del metano extraído en toda la vida útil de cada pozo. Este gas, que pocas veces se menciona, produce un efecto invernadero muchísimo más potente que el tan conocido CO2.
Nuestra provincia, cruzada por ríos y en sus entrañas, por el acuífero Guaraní (considerado una de las reservas más importantes de agua dulce de todo el planeta), pondría en un riesgo inaceptable esta agua utilizadas para la ganadería, la agricultura, las termas y muchas otras actividades.
En recientes investigaciones ha quedado demostrado que en todas las zonas en las que se utiliza este sistema, además de perderse el agua potable, han aparecido graves afecciones en la población por envenenamiento; mortandad o pérdida de fertilidad de animales de granja, así como la seca de cultivos y árboles.
¿Qué sucede en otros lugares del mundo?
Francia y Bulgaria lo han prohibido el “fracking” por ley y muchos otros países y estados dentro de los EEUU han detenido esta técnica.
La situación en nuestra provincia
En 1997 se sancionó la Ley nº 9064 (denominada Ley Urribarri) que declara, en su art. 1º de interés provincial las riquezas naturales potenciales del subsuelo entrerriano, en materia de hidrocarburos y en su art. 2º establece un régimen de promoción e incentivos a los capitales de inversión de alto riesgo en actividades de exploración y explotación de los recursos naturales del subsuelo.
El 28/09/2010 se sanciona la Ley Provincial de Hidrocarburos nº 9991 que establece los lineamientos básicos y estratégicos para la promoción y el desarrollo del sector. Los arts. 1º y 3º refieren a la exploración y explotación de “hidrocarburos líquidos o gaseosos”, a la obtención de “gas natural”, a que el “área máxima de concesión de exploración no podrá exceder los 15.000 km2” (art- 12º) y las concesiones de explotación tendrán una vigencia de hasta 25 años (art. 17º).
En abril/2012 ingresó a la Cámara de Senadores de la Provincia un proyecto que persigue “declarar de interés legislativo la exploración y el potencial aprovechamiento de reservorios de gas no convencional, disponibles en el subsuelo.
El 19 de junio del 2012, la Cámara de Diputados de la provincia dio media sanción al Proyecto presentado por el Poder Ejecutivo mediante el cual se crea el Fondo de Desarrollo Energético, uno de cuyos destinos principales será el de “financiar estudios, proyectos y obras de exploración o explotación de hidrocarburos” en la Provincia.
La práctica del Gobierno entrerriano ha sido la de actuar sin la imprescindible información a la sociedad y la necesaria consulta previa, para evitar cuestionamientos o reacciones adversas.
Qué proponemos
Instamos a nuestros comprovincianos a participar en la información, discusión y decisiones relacionadas en este camino y antes de tener que lamentar daños irreversibles, corresponde un categórico pronunciamiento que prohíba mediante una legislación taxativa a someter nuestros recursos vitales a experiencias que sólo benefician a pocos a costa del perjuicio de los bienes y felicidad de las mayorías.
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