CARTA DE LECTORES
"Explotación de hidrocarburos en la periferia urbana: ¿a costa de qué?"
Rubén Kalmbach, DNI 92.869.736 San Martín de los Andes
En una nota publicada el 9 del corriente en este medio se informa sobre el inminente inicio de la actividad hidrocarburífera a pocos metros del hogar de ancianos de la Fundación Pohlmann Trabandt, en Allen. Mientras la producción frutícola parece desvanecerse, fruto de una larga y compleja crisis, observamos atónitos cómo las plantaciones de frutales son reemplazadas por el negocio inmobiliario y los pozos petroleros, que avanzan sobre la periferia de las ciudades desde el espacio rururbano.
El secretario de Fruticultura Alberto Diomedi afirmó que "mientras no haya otras energías limpias necesitamos los hidrocarburos para producir. Los tractores no funcionan con agua sino con gasoil".
Me atrevo a replicar que esa afirmación es una falacia. Existen energías limpias y alternativas, tanto en materia de combustibles como para producir electricidad. Contamos con fondos, con capacidad técnica y con la tecnología.
Lo que no existe ni ha existido en los últimos años, tanto a nivel local como nacional, es voluntad política que fomente los incentivos para desarrollarla ni tampoco el suficiente interés por parte de la ciudadanía para exigirlo. Países como Chile y Uruguay, para no ir muy lejos, nos llevan varios años de ventaja. Sin duda, a corto plazo y para un sector selecto, la explotación de hidrocarburos es una mina de oro.
Pero ¿es sostenible a largo plazo? Me pregunto: ¿cuál será el precio real que deberán pagar las próximas generaciones por la supuesta independencia energética que se promete alcanzar? ¿Y el que ya estamos pagando? Hay estudios que presentan diferentes escenarios para lograr la independencia energética del país, pero en ellos la participación de los hidrocarburos cumple un rol menor desde el vamos, porque están destinados a agotarse. Aun si no hubiera alternativas, ¿no les parece una locura que lleguemos al extremo de instalar torres de extracción en inmediaciones de un hogar de ancianos, con todo lo que eso implica? No quiero siquiera entrar en el debate sobre las posibles consecuencias ambientales, sociales y culturales.
¿Quién se encargó de realizar y aprobar el estudio de impacto ambiental? ¿O no se ha hecho? ¿Realmente el monedero pesa más que nuestra conciencia? Los pioneros que transformaron el Alto Valle en un verde oasis productivo pensaron a largo plazo y en las generaciones venideras. Las reglas de juego han cambiado; en el presente nadie quiere correr riesgos ni piensa en los próximos 50 años. Las políticas, en su amplia mayoría, son cortoplacistas, sólo buscan tapar baches y generar rédito inmediato. ¿Y cuando la mina de oro se agote? Nosotros, probablemente, ya no estaremos aquí. Pero nuestros hijos y nietos sí.
Recomiendo visitar http://www.escenariosenergeticos.org y http://losverdes.org.ar
Rubén Kalmbach, DNI 92.869.736
San Martín de los Andes
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