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jueves, 12 de diciembre de 2013

EUROPA: Burla a la ciencia y concesión a la industria - Retracción de publicación de estudio del Prof. Séralini sobre graves efectos del maíz transgénico y herbicida Roundup en revista Food and Chemical Toxicology de Elsevier

ENSSER (www.ensser.org
29 de Noviembre de 2013
Comentarios de la Red Europea de Científicos por la Responsabilidad Social y Ambiental (ENSSER) sobre la retirada del artículo de 2012 de Seralini et al.

La retractación del estudio sobre alimentación de ratas por parte de la revista constituye una burla a la ciencia y parece una concesión a la industria

La revista Food and Chemical Toxicology de Elsevier se ha retractado de su publicación del estudio del grupo del profesor Gilles-Eric Séralini, que reveló graves efectos tóxicos (incluyendo congestión y necrosis hepática y nefropatías renales), incremento del índice de tumores y aumento de la mortalidad en ratas alimentadas con el maíz modificado genéticamente NK603 y/o el herbicida Roundup asociado al cultivo de este maíz, ambos de la compañía Monsanto.[1] Sin embargo, la argumentación esgrimida por el editor de la revista para esta retractación infringe no sólo los criterios de la propia revista, sino cualquier norma de buena ciencia. Más grave aún es que no se publiquen los nombres de los revisores que llegaron a la conclusión de que la revista debía retractarse de la publicación del estudio. El hecho de que muchas personas vinculadas a la industria de ingeniería genética deseaban esta retractación hace sospechar que la decisión sea una concesión de la ciencia a la industria. ENSSER destaca que esta retractación supone un duro golpe para la credibilidad y la independencia de la ciencia, y constituye una burla al buen hacer científico.

La revista alega falta de resultados concluyentes para retractarse del estudio
Elsevier, el editor de Food and Chemical Toxicology, ha publicado una declaración[2]afirmando que el redactor jefe de la revista, el Dr. A. Wallace Hayes, “no ha encontrado evidencia alguna de fraude ni de tergiversación intencionada de datos”. La declaración menciona una sola razón para retractarse de la publicación del estudio: que “los resultados presentados (aunque no pecan de incorrectos) no son concluyentes”. Según Hayes, el reducido número de ratas y la susceptibilidad a tumores de la cepa de animales utilizada en el experimento no permiten extraer unas conclusiones definitivas. Sin embargo, según las directrices para retractarse de publicaciones científicas establecidas por la Comisión sobre Etica Editorial (COPE, Committee on Publication Ethics)[3], la falta de resultados concluyentes de una investigación no justifica dicha retractación. La revista Food and Chemical Toxicologyes miembro de la COPE.[4] La obtención de resultados 'concluyentes' se da muy rara vez en la investigación científica, e indudablemente no puede ser decidida por un editor y un equipo secreto de personas que aplican criterios y métodos no revelados. La ciencia independiente dejaría de existir si se aceptase esta forma de proceder.

El artículo de Séralini describe un estudio de toxicidad crónica, no un estudio sobre carcinogenicidad
En primer lugar, es preciso resaltar que Séralini y sus co-autores no establecieron ninguna conclusión definitiva en su artículo; se limitaron a informar sobre sus observaciones y redactaron sus conclusiones con sumo cuidado, conociendo sus incertidumbres. Ello es debido a que el artículo describe un estudio sobre toxicidad crónica, no un estudio completo sobre carcinogenicidad, que requeriría un número mayor de ratas. Los autores no pretendían buscar específicamente tumores, pero se encontraron con un incremento en la proporción de animales con este tipo de afección. Segundo, los dos argumentos esgrimidos por Haye (el número de ratas y su susceptibilidad a los tumores) fueron considerados en su día por los revisores de la revista, que decidieron que no constituían una objeción para su publicación. Tercero, estos dos argumentos han sido discutidos exhaustivamente en la revista tras la publicación del artículo, y fueron refutados por los autores y por otros expertos. En este tipo de estudios sobre seguridad se requiere un mayor número de animales únicamente para evitar que pasen desapercibidos efectos tóxicos (un resultado de “falso negativo”),  pero la investigación reveló efectos tóxicos muy relevantes y una primera evidencia de posibles efectos carcinógenos. La cepa de ratas Sprague-Dawley utilizada en el experimento es la norma habitual en este tipo de investigación. Por estas razones la importancia estadística de los datos bioquímicos fue respaldada por expertos estadísticosLos datos bioquímicos confirman los efectos tóxicos, por ejemplo en el hígado y en el riñón, que son suficientemente graves por sí solos. Los tumores y los índices de mortalidad son observaciones que precisan ser confirmadas por un estudio específico sobre carcinogenicidad con un número mayor de ratas. Por razones de seguridad pública alimentaria, no es juicioso simplemente ignorarlas. Unos resultados indeseados deben ser comprobados, no ignorados. Y los efectos tóxicos distintos a los tumores y mortalidad están bien fundamentados.

¿Quien ha realizado la revisión?
Más preocupante incluso que la falta de razones fundadas para la retractación, es el hecho de que el redactor jefe de la revista no haya informado quiénes fueron los revisores que le ayudaron a llegar a la conclusión de que la revista debería retractarse del artículo; tampoco ha revelado los criterios y metodología de su revisión, que prevalece sobre la conclusión anterior de la revisión original de pares que apoyó su publicación. En un caso como este, donde muchas de las personas que denunciaron el estudio tienen vinculaciones antiguas y bien documentadas con la industria de ingeniería genética, y por tanto un interés claro en desacreditar los resultados del estudio, esta falta de transparencia sobre cómo se ha tomado esta decisión es inexcusable, carente de rigor científico e inaceptable. Y suscita sospechas de que la retractación sea un favor a la industria interesada, particularmente a Monsanto.


ENSSER promueve un discurso independiente y crítico
Forma parte de la misión de ENSSER promover un discurso crítico sobre las nuevas tecnologías y sus impactos, especialmente en Europa. Dado que los avances científicos y tecnológicos son impulsados cada vez más por intereses privados, es frecuente que la información desinteresada e independiente sobre su seguridad para la salud y para el medio ambiente vaya a la zaga de éstos. La incertidumbre es tan inherente a la ciencia como el debate sobre las explicaciones contrapuestas de los descubrimientos. La apertura de este debate y la investigación independiente para buscar la verdad constituyen requisitos imprescindibles cruciales para la supervivencia de una ciencia independiente. Esto es cierto particularmente en lo referente a tecnologías de modificación genética de los cultivos, donde es demasiado frecuente que los estudios sobre seguridad realizados por los promotores para la autorización de un cultivo no sean publicados debido a la confidencialidad de los datos, y podrían no superar una revisión independiente. Estos estudios deberían ser sometidos a debate, y no sólo aquellos realizados por investigadores independientes, como el de Séralini. El público tiene derecho a ser informado sobre cualquier aspecto relacionado con la seguridad de sus alimentos.

En resumen, la decisión de retractar la publicación del estudio de Séralini constituye un abuso flagrante contra la ciencia y una agresión a su credibilidad e independencia. Resulta dañina tanto para el prestigio de la revista Food and Chemical Toxicology como para su editor Elsevier. Mermará la confianza pública en la ciencia, pero no logrará eliminar a la ciencia independiente y crítica de la vista y el escrutinio público. Esos días y esos tiempos han sido superados definitivamenteLas investigaciones del Profesor Séralini tienen hoy más validez que nunca, pues incluso esta revisión secreta ha revelado que no existe error alguno en las cuestiones técnicas, ni en la conducta, ni en la transparencia de los datos –fundamentos en los que se basa la ciencia independiente. La relevancia de sus datos será decidida por futuros estudios científicos independientes, no por un círculo secreto de personas.


[1] Séralini, G.-E., Clair, E., Mesnage, R., Gress, S., Defarge, N., Malatesta, M., Hennequin, D., de Vendômois, J.S.: Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize, Food and Chemical Toxicology 50 (11), pp. 4221-4231 (2012) 

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Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico / Puerto Rico Project on Biosafety

domingo, 7 de octubre de 2012

Todos somos Cobayos: Los OGM son venenosos

Por Graciela Gomez


"Sí, los OGM son venenosos!" 
Así titula a su artículo el periodista francés William Malaurie del medio Nouvel Observateur quien describe la noticia publicada ayer 19 de septiembre, como “Escándalo , tumores, enfermedades graves ..una masacre”

La bomba lanzada el día de hoy fue publicada en la revista estadounidense "Food and Chemical Toxicology" dedicada a difundir artículos originales de investigación, revisiones y casos clínicos sobre los efectos tóxicos en los animales o en el hombre, de sustancias químicas naturales o sintéticas que se producen en el entorno humano, con especial énfasis en la seguridad alimentaria, la seguridad química y otras áreas de la seguridad de productos de consumo. Este trabajo fue realizado por investigadores franceses que durante dos años, a la sombra y en privado alimentaron a 200 ratas con maíz genéticamente modificado y agua con herbicida RoundUp.

La publicación de los resultados del experimento realizado por el equipo francés del Dr Gilles-Eric Séralini, profesor de biología molecular en la Universidad de Caen, es un golpe tanto para la política, la ciencia médica e industrial. La verdad oficial: la inocuidad del maíz genéticamente modificado no existe.
Altamente tóxico y a menudo fatal

Incluso a dosis bajas, demuestra que el maíz OMG estudiado es altamente tóxico y a menudo fatal para ratas. Tanto es así que, si se tratara de un medicamento, debe ser suspendido inmediatamente a la espera de más investigaciones. Porque es el mismo OMG encontrado en nuestros platos a través de la carne, los huevos o la leche.

Un thriller que comienza con esta investigación en el año 2006 , cuyo director del proyecto es nada menos que el Dr Gilles-Eric Séralini, que revela conclusiones en un libro que será publicado la próxima semana: "Todos somos conejillos de indias", de editorial Flammarion.

Con nombre en código Vivo

Hasta 2011, los investigadores trabajaron en condiciones de cuasi-underground. Ellos tenían sus correos electrónicos cifrados y prohibida toda conversación telefónica, e incluso pusieron en marcha un estudio “ señuelo” ya que temían un golpe de las grandes semilleras multinacionales.

La historia de la operación, con el nombre en código “in vitro”, evoca la difícil recuperación de las semillas de maíz transgénico NK 603, propiedad patentada de Monsanto, a través de una escuela de agricultura en Canadá. A continuación, cosechadas y la repatriación de los sacos de yute "grandes" en el puerto de Le Havre a finales de 2007, antes de hacer las croquetas en total secreto y la selección de 200 ratas de laboratorio llamadas "ratas Sprague Dawley" una variedad de uso extensivo en el campo de la biomedicina y de fácil manipulación."Después de menos de un año de menús de maíz modificado genéticamente diferenciadas, dice el profesor Séralini, fue una masacre entre nuestras ratas, que yo no había imaginado tal magnitud".
Las enfermedades graves, tumores mamarios
Las ratas alimentadas con maíz transgénico de la multinacional Monsanto expuestas mediante el consumo de agua mezclada con su herbicida más vendido a base de glifosato, RoundUp, desarrollan tumores y daños múltiples en sus órganos. La investigación ha generado duras críticas entre otros expertos que se muestran altamente escépticos sobre sus métodos y hallazgos. Sin embargo, el investigador Gilles-Eric Seralini, de la Universidad de Caen, y su equipo, afirman que las ratas alimentadas con una dieta que contenía NK603 (una variedad de semillas modificadas genéticamente para tolerar las dosis del herbicida Roundup) o a las que se dio agua que contenía niveles de este producto químico, murieron antes que las que siguieron una dieta sin estos elementos. Además, los animales bajo dieta genéticamente modificada sufrieron tumores mamarios que alcanzan hasta 25% de su peso y daños severos en hígados y riñones con una frecuencia de dos a cinco veces mayor que para los roedores alimentados con maíz no transgénico. A principios de los 24 meses, es decir, al final de sus vidas, el 50% y el 80% de las hembras se ven afectados por los OMG frente a sólo 30% entre los no-GMO. Para un animal que tiene dos años de esperanza de vida, la diferencia es considerable. En comparación, un año para un roedor es más o menos el equivalente de cuarenta años para un hombre . "Es la primera vez que se analiza el impacto sobre la salud de un alimento genéticamente modificado y un pesticida, más allá de los de la industria. Los resultados son alarmantes", dijo Séralini a la agencia AFP.
La demanda de rendición de cuentas
Las conclusiones de Corinne Lepage , abogada, diputada liberal y presidente del Partido Verde CAP21 salen en un libro que saldrá a la venta el 21 de septiembre con el título "La verdad sobre los OGM, es nuestro negocio", de Ediciones Charles Léopold Mayer. Corinne Lepage se basa en los resultados de este estudio de Seralini, que se estrellan con las políticas de los expertos franceses y de la Unión Europea. La ex Ministro de Ecología no es ajena a este estudio, ya que CRIIGEN (Comité de Investigación Independiente e Información sobre Ingeniería Genética) que ella fundó, ha jugado un papel clave en el montaje de experiencia financiera. CRIIGEN fue capaz de reunir 3,2 millones apelando a los suizos de la Fundación Charles Léopold Mayer y a los supermercados Carrefour, Auchan. "Deseosos de protegerse contra un escándalo de un nuevo alimento, ha contribuido realmente a la financiación de este estudio", explica Gilles-Eric Séralini, un miembro de CRIIGEN.

Un estudio financiado por Auchan y Carrefour

Dada la experiencia de la enfermedad de las vacas locas, en realidad quieren protegerse de cualquier alimento nuevo y el escándalo. Tanto es así que Gérard Mulliez, fundador del Grupo Auchan, fue quien proporcionó los fondos iniciales.
El estudio del Profesor Séralini presagia una nueva guerra entre pro y anti-OGM. Los organismos de salud que necesitan con urgencia estudios similares para verificar los hallazgos de los científicos franceses, sería lo más mínimo. Monsanto, la mayor firma mundial de semillas transgénicas ¿las dejará de fabricar? Improbable: su supervivencia podría estar en juego para una sola planta OGM, pero hay cientos de variedades. Dando a entender que hay por lo menos una docena de estudios de 100 a 150 millones de euros cada uno.

La hora de la verdad

El debate ya no puede ser abrumado por el pasado, el 26 de septiembre todo el mundo podrá ver la película en el cine de Jean-Paul Jaud, "Todos somos conejillos de indias", adaptado al libro escrito por Gilles-Eric Séralini, y las terribles imágenes de las ratas con sus tumores. Las imágenes que darán la vuelta al mundo y la Internet, ya que será transmitido por Canal + (el "Grand Journal" el 19 de septiembre) y France5 (el 16 de octubre en un documental). Para los OGM, la era de los extremos de la duda, la hora de la verdad comienza.

En la entrevista realizada al científico la pregunta fue: -Había una sospecha difusa de opinión sobre el impacto de los OGM en la salud humana. Con su estudio, esta sospecha grave ¿está confirmada?

- "Sí, hemos logrado el estudio más largo y más detallado en el mundo sobre la toxicidad del maíz transgénico y el Roundup, el herbicida más utilizado que es. Nuestro estudio concluye que un efecto tóxico en los animales y nos sugiere que puede tener sobre los seres humanos. Además, varias otras pruebas que hemos realizado sobre las células humanas son en la misma dirección. Nuestro estudio se llevó a cabo durante dos años en ratas, establece que, incluso en dosis muy bajas, a largo plazo absorción del maíz actúa como un veneno poderoso y a menudo mortales, como el de Roundup. Y estos efectos son principalmente los riñones, el hígado y las glándulas mamarias. Cuando se trata de productos químicos, plaguicidas o medicamentos, las pruebas de los pequeños mamíferos son comunes en el plano normativo". "El gran escándalo, es que ya no se puede confiar porque las agencias de salud nunca han requerido un estudio de la industria toxicidad a largo plazo. Sin embargo, cuando 450 millones de europeos consumen alimentos que contienen organismos modificados genéticamente (o aún no lo saben), lo hacen a lo largo de sus vidas. Peor aún, muchos de estos expertos, a pesar de nuestras advertencias, han multiplicado objeciones para oponerse a toda costa. Qué es lo mismo:¿ la inconsciencia?¿negligencia? ¿cobardía? ¿confabulación criminal con el mundo industrial?¿ o todos ellos a la vez?".

Monsanto, la mayor productora de semillas transgénicas del mundo, todavía no ha hecho comentarios respecto a la publicación. No obstante, en el pasado ha reiterado que sus productos son seguros y que no suponen ningún riesgo para la salud de los seres humanos ni de los animales. Ecoportal.net
Ecos de Romang
fuente: ecoportal.net