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sábado, 2 de julio de 2011

COMO OPERA EL PODER FINANCIERO PARA CONTROLAR A LOS MOVIMIENTOS CIUDADANOS


Uno de nosotros ha dejado ya escrito (1) unos apuntes sobre este asunto. Es lo que hemos llamado un Plan B del capitalismo, que va a por la conquista del alma de las gentes y a controlar las resistencias sociales. Se puede resumir diciendo que es “la suma de maniobras destinadas a ganar consenso, legalizar estas formas de enriquecerse, lograr obediencia y/o complicidad, publicitar sus objetivos como si fueran idénticos a los de la sociedad y desacreditar las alternativas como si fueran 'ataques'” (2). En una palabra, buscar legitimidad.
“Sin lugar a dudas que estos planes B empresariales, abonados por técnicos, intelectuales y ciertas ONGs (algunos a sueldo y otros sólo por vocación) son el mayor desafío a vencer por parte de la resistencia civil, dado que 'de noche todos los gatos son pardos'” (3).
Para eso financian y se alían a los movimientos sociales, incluso los sedicentes anticapitalistas, para que legitimen desde dentro el sistema empresarial realmente existente. Como dice Michel Chossudvsky “la compleja red de ONGs –incluidos segmentos de medios alternativos- son utilizadas por la élites corporativas para moldear y manipular el movimiento de protesta (…) el propósito no es reprimir la disidencia, sino, por el contrario, dar forma y moldear el movimiento de resistencia, para establecer los límites de la disidencia” (4).
Éste es el caso de las entidades Avina y Ashoka, que en los diez años que llevan operando en España han logrado introducirse, de una u otra forma, en más de diez organizaciones que pueden considerarse alternativas. En unos casos cooptando líderes o emprendedores relevantes, en otros aportando financiación y asesoramiento. Son entidades de prestigio que cubren los sectores del agua (Fundación Nueva Cultura del Agua), el medioambiente (SEO), la paz (Greenpeace), el mundo rural (Plataforma Rural), las universidades paralelas (Universidad Rural Paulo Freire), los sistemas financieros éticos (Fiares), las semillas (Cifaes), el mar (Océana), etc.; siempre se trata de relaciones con líderes reconocidos. Este fenómeno ha prosperado tanto en nuestro país que, en otro lugar, hemos calificado esta intrusión, que “se ha ido produciendo casi sin darnos cuenta”, como la metáfora del queso de Gruyère.
Pero el caso que ahora está mas en el candelero es el del nuevo partido político llamado EQUO, que ha anunciado su transición de la fase fundación (se legalizó como tal apenas hace unos meses, el 17 de febrero) a la de partido político, el pasado 4 de junio, en una reunión preconstituyente integrada por “30 organizaciones políticas verdes y progresistas”, como anuncian en su página web, como si de una nueva Izquierda Unida se tratara.
Aquí también, en el caso de EQUO, la metáfora del queso de Gruyère ha funcionado. Concretamente en su Consejo Asesor, máximo sanedrín de la aún fundación y escaparate propiamente dicho, mientras tanto, de la misma, ha incluido entre sus filas a, por lo menos, tres relevante socios-líderes de la Fundación Avina Pedro Arrojo, Sandra Benveniste y Victor Viñuales. El primero, ex presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua, que ha ido paseando de la mano de Avina, por todo Latinoamérica (por tanto también promocionando la empresa Amanco de la misma), el sello “nueva cultura del agua”; la segunda que ha sido la representante en Barcelona de la fundación Avina durante unos años y directora de proyectos de la Fundación Ecología y Desarrollo, entidad de la que es Director el tercero de los integrantes de Equo, Victor Viñuales, socio-líder de Avina desde 1999; ambas fundaciones con proyectos comunes de agua en Latinoamérica. Curiosamente en la actualidad el blog de Viñuales oculta su pertenencia a Avina. No oculta su condición de miembro del consejo asesor de Zara-Inditex ni del de Greenpeace. Estos tres destacados socios –líderes de Avina organizaron el pabellón de la Expo de Zara Goza denominado El Faro, del cual ha resultado la exposición “aguas, ríos y pueblos” que Arrojo pasea por medio mundo.
¿Qué pasa con Avina?
Sencillamente, que su fundador, financiador e inspirador es Stephan Schmidheiny, magnate suizo enriquecido con el negocio del amianto en el mundo. Su inmensa fortuna sólo se explica porque su familia primero, desde 1925, y después él mismo, sin el menor escrúpulo, cosecharon dinero a espuertas, a costa de la salud y la vida de cientos de miles de personas. Así como suena. Por eso muchas de las víctimas del supuesto filántropo claman justicia y piden un Tribunal Penal Internacional contra el magnate, por presuntos crímenes contra la humanidad o de genocidio.
Como uno de nosotros ha explicado en sendos artículos (5), no sólo se trata de este origen sino que, además, pretenden (consiguiéndolo como hemos visto) penetrar los movimientos sociales de resistencia y hacerlos lo más mansos posible, o en todo caso controlar la disidencia al capitalismo como sistema.
Como muestra un botón
Sin ir más lejos, en la pasada reunión de Cancún sobre cambio climático, el prestigioso Grupo de Reflexión Rural (GRR) argentino ha detectado la infiltración de Avina en los distintos movimientos alternativos que ha acudido a la contracumbre y denuncian que: “Las grandes Corporaciones y las fundaciones que las acompañan, han estado trabajando sigilosamente para escurrirse entre los espacios alternativos”. Y, cómo no, Avina hace acto de presencia. Continúan diciendo: “La Fundación Avina, del millonario suizo Stephan Schmidheiny, de larga y siniestra trayectoria en nuestra América Mestiza, por comprar voluntades detrás de proyectos supuestamente beneficiosos para nuestros pueblos y comunidades, ofreció una dádiva económica para la organización de Klimaforum 10. La presencia del Grupo de Reflexión Rural en Cancún, sirvió para alertar sobre esta Fundación y así desenmascarar sus intentos de cooptar estos espacios, siendo que luego el Klimaforum decidió rechazar los fondos que intentaba aportar Avina”. Y concluyen diciendo: “Fundaciones como Avina y Ashoka son el enemigo de la Tierra Madre y de las poblaciones oprimidas”.
Mal empezamos, cargándonos de presuntas personalidades que han de dar fiabilidad y buen nombre a una entidad con pretensiones de ser escuchada, sin entre sus notables asesores y figuras aparecen estas “amistades peligrosas” con las fundaciones del gran capital.
Y no olvidemos que Avina (fundada por Stephan Schmihheiny) no podrá desprenderse del mortal polvo del amianto, con el que ha amasado su fortuna y de cuyos delitos apenas si ha pagado por ellos, en justa compensación a cómo los trabajadores ignorantes de lo que hacían, llevaban a sus casas las ropas contaminadas siendo dramáticamente ellos la causa de miles de muertos entre sus mujeres e hijos, durante decenas de años.
En conclusión, la sociedad civil debe estar atenta a los sutiles sistemas de desactivación del movimiento ciudadano, tanto en su forma presencial como cibersocial, que pone en marcha el capitalismo internacional a través del apoyo económico desde entidades supuestamente benefactoras. Admitiendo como legítima la voluntad de grupos sociales de entrar en la arena política, en contraste con la frescura de la política de calle de fenómenos sociales como el movimiento del 15 M, advertimos sobre el enorme coste que esto supone por su sangría sobre el movimiento ciudadano, fuerza social imprescindible para mantener la salud de la democracia real. Un coste desproporcionado para las posibilidades reales de modificar la realidad desde un sistema del que se conoce su enorme debilidad frente al sistema económico, vinculado al capitalismo internacional. En estas decisiones nos jugamos no sólo una nueva vuelta de tuerca del capitalismo sino un asunto de justicia y dignidad.
Estemos atentos. www.ecoportal.net
Rafael Yus y Paco Puche - Junio, 2011

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