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Represion a Comunidad Qom "LA PRIMAVERA" (video sin editar)

Informe Telenoche Investiga Represión QOM

lunes, 23 de noviembre de 2009

EDITORIAL DEL DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2009

Los desordenes climáticos resultan actualmente tan, pero tan evidentes, que sorprende la insensibilidad y el silencio de los presuntos responsables y la banalidad de los muchos intelectuales, que les montan las escenografías de los actuales conflictos distractivos de la política argentina. Mientras los ecosistemas se desploman, los suelos se vuelan, las napas se secan, mientras los bosques y los montes se convierten en cenizas, ellos continúan en sus luchas tribales, sumergidos en mezquinos proyectos de poder. Donde no falta el agua, el agua sobra. La ganadería argentina es una fauna en extinción y donde no muere por la sequía como en Patagones, muere ahogada como en las islas del Paraná o es enviada a la matanza, por razones de inviabilidad económica, como tantos vientres de la mejor lechería de tambo, buena genética que constituye parte importante de la carne que se consume en el mercado interno. La catástrofe climática, empujada en buena medida por un modelo productivo insensato, golpea nuestra conciencia mientras los decisores y los intelectuales duermen, duermen como aquel presidente al que llamaban a la puerta los familiares desesperados, para pedirle la conmutación de una condena a muerte. Los intelectuales duermen o divagan como nuestro amigo Jorge Coscia sobre cómo profundizar el proyecto nacional… Qué proyecto nacional, nos preguntamos? Se refieren acaso al proyecto de la Barrick y de otras mineras en el prolongado país binacional que se les ha concedido? O acaso al de Monsanto y Syngenta, en la inmensa República Unida de la Soja que las empresas asumen como propia? Acaso al proyecto del paisano Elsztain y CRESUD en Pascua Lama o acaso en Veladero, en los infinitos campos desmontados de la provincia de Salta, que, se calcula quedará sin árboles en pocos años más… Tal vez, al proyecto de Benetton en los considerables campos de la Patagonia, campos que anticipan con sus pinares infinitos los nuevos agronegocios forestales que se nos proponen en el mercado de bonos de carbono?

Recupero párrafos de un documento que presentáramos ante la Cancillería argentina en el transcurso del año 2004. Decíamos en ese documento con el mayor respeto por las investiduras y esforzándonos por ser comprendidos, que… “Apreciamos la difícil situación que el gobierno de Argentina enfrenta con respecto al nivel de OMG actualmente bajo cultivo. También somos concientes de las legítimas inquietudes que gran cantidad de argentinos comparten relativas a la agricultura MG, las que abarcan, para nombrar unas pocas: el incremento de la migración rural-urbana; la pérdida de diversidad agrícola, inclusive de la industria láctea; la dependencia incrementada de comestibles importados del exterior; la destrucción de los bosques nativos; las inundaciones repentinas; y la dependencia de muchos de la soja MG distribuida gratuitamente a través del Programa Soja Solidaria”. Lo decíamos en el año 2004, pasaron cinco años y la situación que, entonces anticipábamos, ha devenido en una verdadera pesadilla…

En las últimas semanas, nuevamente pensamos en poder presentarle a ese Ministerio, nuestras preocupaciones. Los escenarios que no pudimos llegar a exponer debido a los hechos de Honduras que ocuparon a nuestro Canciller Jorge Taiana, referían a la terrible situación del campesinado Paraguayo, situación que se agudizara, luego de los acuerdos de Lugo con Lula en torno a los beneficios de Yaciretá, y a la situación de impunidad de que disfrutan desde ese momento los sojeros brasileños en tierras paraguayas. Las calles de Asunción se han llenado de familias guaraníes expulsadas de sus tierras ancestrales, debido, fundamentalmente, a las fumigaciones y a los grupos de tareas al servicio de los sojeros, y queríamos exponer que, a nuestro criterio, la situación en el país hermano nos comprometía. Como en una parábola trágica comenzada con las bolsas blancas de semilla transgénica de soja que cruzaron ilegalmente la frontera paraguaya desde la Argentina, esos innumerables desarraigados del campo paraguayo terminarían indefectiblemente en nuestros conurbanos. Deseábamos recordarle además, al Canciller, que teníamos una deuda histórica con el pueblo hermano y que no debíamos abandonar al presidente paraguayo, a su carencia de recursos, y dejar que se convirtiera en el patio trasero de Brasil… Suponíamos que, todo esto, los decisores no lo sabían o que, acaso no lo comprendían, suficientemente... Pues, nos equivocamos. Hemos sabido que referentes políticos manejan la información reservada, que en los próximos años, más de un millón y medio de paraguayos llegarán al Gran Buenos Aires. Nos preguntamos entonces, qué piensan hacer al respecto, ya que no fueron capaces de intervenir en las causas del despoblamiento del campo paraguayo, ni se han atrevido a respaldar al actual gobierno para que sostenga una política frente a la invasión de los sojeros brasiguayos, quisiéramos que, al menos, sean capaces de precaverse y de planificar cómo asimilar sus consecuencias poblacionales en un conurbano siempre al borde del colapso.

Lamentablemente, y desde hace bastante tiempo, el ejercicio de la política ha devenido en meros juegos de poder y en especulaciones mezquinas, en que los protagonistas parecieran ilusionados con su probable vida eterna... Los cargos políticos se han resignificado como eventuales aguantaderos ante probables imputaciones y como un espacio corporativo además, en el que, una vez que se entra, se permanece indefinidamente. El principal reciclaje que se conoce y se practica en nuestro país no es de esa manera, el de los residuos domiciliarios, sino el del ejercicio de la política y de los cargos funcionariales que le son propios, en todo lo demás continúa vigente la práctica de los vertederos o de los enterramientos. Si alguno lo duda que se consulte al respecto, al ingeniero Atilio Savino que fuera secretario de ambiente y desarrollo sustentable y que continúa ocupándose del tema, y de manera desprendida, para que los argentinos suficientemente despreocupados de los cambios climáticos, podamos continuar desentendiéndonos de nuestros deshechos. La verdad, es que si alguna vez se luchó por el poder, hoy en realidad, se lucha solamente por hacer como que se tiene el poder, en realidad está sobrentendido que el poder lo tienen las grandes empresas y corporaciones, y que de lo que se trata es, en todo caso, de administrar los aparatos e instituciones del Estado para beneficio de las propias camarillas.

Frente a estos escenarios y porque somos optimistas, y especialmente optimistas de la voluntad, somos muchos y cada vez más, los que tratamos de repensar el país de los argentinos y trabajamos para provocar un salto en la conciencia que se refleje como un necesario desafío emancipatorio. Muchos de los intelectuales progresistas mientras tanto, han construido un enrevesado tinglado de medias verdades, en que proliferan viejos cucos resucitados, pero esos relatos no tienen larga vida, son discursos que se les han gastado y envejecido en contacto con la realidad y bajo el examen de los acontecimientos, que no han hecho sino desmentirlos y ridiculizarlos. Escuchar todavía a esos intelectuales, continuar refiriéndose al clima destituyente y a la 125 nos da pena y nos produce un profundo rechazo, han descendido a los niveles más miserables del pensamiento político, que son los niveles en que, de lo que se trata, es tan solo de justificar un salario o cultivar una excusa para su irremediable mediocridad.

La política en la Argentina, ha devenido un juego de poderes y de negocios, pero también un sistema de escuchas telefónicas que permitirían conocer con anticipación las movidas del adversario. Lo que ayer fuera impensable hoy es un hecho aterradoramente cotidiano y naturalizado. Es probablemente, el anticipo de un final anunciado, un final en que como alguien enseñaba, el pescado comienza siempre pudriéndose por la cabeza…. Es el final de una época y probablemente el inicio de otra. La política se ha exiliado del campo de la política y ha germinado y fructificado en otros campos, campos que son también políticos, aunque no tengan la legalidad que la política tradicional se adjudica pretenciosamente a sí misma. Estos territorios de destierro de la política, que son también políticos, tienen en cambio la legitimidad de los grandes respaldos y la fuerza de un crecimiento colectivo en que podemos esperanzarnos con recuperar alguna vez, la política como acto de servicio y la democracia como ejercicio de la participación y de la voluntad popular, pero ahora, en función de un proyecto nacional que a todos pueda volver a enamorarnos. Cuando priman por doquier, militancias rentadas que han confundido los sueños emancipatorios con el ejercicio de la más descarnada contención social, estamos tratando en cuanto lugar nos es posible alcanzar con la palabra y con el gesto, que se vuelva a discutir sobre los grandes temas, que se recuperen los grande temas que fueron en otra época patrimonio de la política, que se discuta sobre cómo cambiar el mundo, aunque ello parezca un despropósito en medio de la dependencia global y el coloniaje de las corporaciones, porque pensamos que si de nuevo volvemos a debatir sobre cómo cambiar el mundo, volveríamos, igualmente, a creer en nosotros y en nuestra fuerza, no importa el salario humillante que recibamos o el paquete de alimentos con que nos premian las obediencias debidas, y recuperaríamos la autoestima que nos arruinaron gradualmente y tal vez recuperemos las rebeldías que tuvimos y que caracterizaron a este pueblo que no merece comer como perro faldero, de la mano de punteros, malandrines y conversos.

Estamos a pocos días de la Cumbre de Dinamarca sobre Cambios Climáticos en que el mundo y sus gobiernos se enfrentarán con debates nuevos sobre el destino del Planeta. Aún no queda claro cuál será la postura de nuestra delegación, más allá de continuar justificando un modelo de agricultura industrial con transgénicos y enorme dependencia a combustibles fósiles, corrales de engorde para la ganadería con su emisión de gases de metano a la atmósfera, deforestación y basureros a cielo abierto, minería con destrucción de glaciares e inmensos diques de cola con cianuro, y ahora, también, reforestación con especies exóticas en reemplazo de las pasturas y de los montes y selvas naturales que tuvimos. Confundido por las ingenierías financieras y lo nuevos negocios verdes que se nos prometen, vamos a perder probablemente, una nueva oportunidad de preguntarnos qué país queremos los argentinos y bajo la oportunidad que la crisis planetaria nos brinda, tener la posibilidad de comenzar un nuevo camino y ensayar modelos productivos más amigables con la Naturaleza y más respetuosos de los recursos y bienes comunes, que requerirán para vivir en este país los argentinos de las próximas generaciones, nuestros descendientes, a cuyo futuro estamos hipotecando de manera miserable. No lo permitamos. Hagamos algo para que la indiferencia y la desidia no nos hagan perder esa nueva oportunidad que nos concede la crisis ecológica. Nos merecemos otra Argentina, somos un país colonizado por las corporaciones, pretendemos volver a ser un país con Soberanía alimentaria y con Justicia Social.

Jorge Eduardo Rulli

http://horizontesurblog.blogspot.com/

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