TODO TIENE QUE VER CON TODO
Escrito así, parece simple, sin embargo no lo es, o por lo menos una gran mayoría de los habitantes del planeta, no lo entienden así.Este concepto dicho con palabras fáciles de comprender, es tan viejo como el mundo, pero la diferencia es que ahora resulta imperativo que lo comprendamos y lo incorporemos.Retrocediendo en el tiempo, retrocediendo mucho en el tiempo, era aceptable que no lo tomáramos en cuenta, después de todo, viajar a determinados lugares era impensado, hablar por teléfono a largas distancias casi una utopía (por el tiempo y el costo que esto significaba), una noticia de un suceso ocurrido del otro lado del mundo, a veces ni se conocía y si bien una computadora era parte de una tecnología de la que se hablaba, nadie consideraba siquiera el tener una en casa.Se justificaba, entonces, que las problemáticas fueran consideradas regionalmente y que la importancia fuera siendo menor a medida que el problema se alejaba del lugar.Pero, el tiempo como sucede siempre, fue pasando y los psicólogos que siempre habían estudiado al hombre en sí mismo, vieron que esta forma de hacerlo era limitada y vino un señor, Pichon Riviere, y dijo, estamos fallando al considerar al hombre sin considerar su entorno. Y comenzó la psicología social, que estudia al hombre y el entorno en que se desenvuelve diariamente. Y la tecnología avanzó y las comunicaciones hicieron posible que pudiéramos estar en lugares impensados, aún sin viajar. Y apareció esa palabra que al principio no comprendíamos, globalización.Esa palabra define el proceso cultural, económico y de información, que tuvo lugar hacia finales del siglo pasado y comienzos de este, en el cual los importantes avances que se dieron en materia de ciencia y tecnología y aplicados principalmente a los medios de comunicación masiva y el transporte, hicieron que las fronteras entre los distintos países se hagan menos evidentes y las relaciones entre los habitantes de estos, más cercanas.Esta palabra nos trajo muchos beneficios y también perjuicios que no vamos a evaluar ahora, pero lo que nadie puede negar es que nos trajo a todos la posibilidad de saber prácticamente al momento de sucederse, la noticia, se produjera ésta donde se produjera. De manera tal que salvo mintiendo, o pretendiendo mantenerse al margen de lo que sucede sin aceptar responsabilidades, nadie puede decir, encontrado en una acción individual que perjudique al medio ambiente "pero mirá si le va a pasar algo al planeta porque yo tire un poco de aerosol", cualquiera sabe, hoy por hoy, que todo lo que hacemos en forma individual, se multiplica y afecta a todos por igual.Así es como una acción individual, no es tal; la decisión de un gobierno no afecta solamente a su país; y ya no son los tiempos del no te metás o del individualismo a ultranza que antes nos enseñaron.Estamos en tiempos de solidaridad, de acciones colectivas, de defensas conjuntas, de prioridades casi absolutas. Estamos en tiempos de globalización, y es imperioso que globalicemos un cambio de pensamiento. El viejo slogan de "eres lo que tienes" ya no sirve, porque todo lo material que tengas no te va a servir de nada si estás muerto. Y no es ser fatalista, agrandar los acontecimientos, ni mucho menos. La contaminación no respeta fronteras, el calentamiento global como bien lo indica su nombre no se produce para una zona o país en particular, el cambio climático, el traslado de enfermedades a zonas diferentes con las que se identificaban, la falta de agua, la desertificación. Son ciertas, están ahí y estarán con más ferocidad, sin importar quién tiene la culpa de qué. Detener la degradación del medio ambiente, no es tarea de gobiernos solamente, ni de ecologistas y asambleístas en nombre de todos, es tarea de cada uno, comenzando por intentar aunque sea por 24 hs. a la vez, modificar el pensamiento generalizado de que esto que sufre el planeta es problema de otros.Existe una ley universal que dice que recibimos lo que damos, tendremos que pensar detenidamente, que le hemos dado los hombres a la naturaleza y entonces estaremos sabiendo que recibiremos de ella.
Poli Echevarría
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