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Represion a Comunidad Qom "LA PRIMAVERA" (video sin editar)

Informe Telenoche Investiga Represión QOM

lunes, 19 de octubre de 2009


LA ASAMBLEA ENSEÑA LOS CAMINOS

La Asamblea de Gualeguaychú, una sencilla agrupación de vecinos, les muestra todos los días a los contradictorios gobernantes los senderos a seguir. Ojalá valoren a “esa vieja maestra” tan molesta para los circunstanciales funcionarios locales, provinciales y nacionales.

La Asamblea Ciudadana Ambiental Gualeguaychú seguramente tendrá defectos. Como toda organización humana.
Sin embargo, y más allá de la lucha contra Botnia, que es pacífica, masiva y constante, continúa marcando senderos a seguir. Aunque le cueste horrores conseguir un reconocimiento público. ¿Será porque marca claramente las contradicciones de los gobernantes?
Fue la Asamblea la que pidió que la Argentina, como Estado, fuera a la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Hasta que la Asamblea protestó, desde el Uruguay se podía contaminar libremente el río Uruguay, y violar la soberanía nacional…y los gobernantes locales, provinciales y nacionales estaban ausentes. Si no era por la Asamblea que se lo decía, todo seguía tal cual. Obvio, nadie lo reconoció. Por el contrario, alguna vez sonó más bien como un reproche: “fuimos a La Haya porque ustedes lo pidieron”. Eso, en verdad, habla más mal de los funcionarios de esa época que de los asambleístas, simples vecinos transformados en luchadores sociales.
Pero la Asamblea siguió. Un día se fue ENCE. Hoy estarían las dos pestes en actividad sobre el río Uruguay, si no hubiera sido por la Asamblea de Gualeguaychú. La piquetera, la maldita, la autoritaria, la inmanejable Asamblea. Obvio, se atribuyó el mérito el verborrágico y simpático poeta de la política Alberto Fernández. Para la Asamblea, ni soda.

*Manual para distraídos

Ahora, es la Asamblea la que le ha marcado a la Municipalidad de Gualeguaychú que no podía hacer una “excepción” y permitirle a la Corporación del Desarrollo que utilizara predios del Parque Industrial Gualeguaychú para la soja, con fumigaciones incluidas. Fue la Asamblea otra vez, la maldita Asamblea, la obstinada Asamblea, la jodona Asamblea la que se lo dijo a la Corporación del Desarrollo y a la confundida Municipalidad que las ordenanzas son para todos, y que si no hay excepciones, mejor. En la vida, quien hace las cosas sin convicción se desnuda a las pocas cuadras.
Vendría bien un poco de coherencia, además, en la “ciudad ambiental”. Una mentira, porque en Gualeguaychú mencionás la palabra “cáncer” y es tan grande la huida de funcionarios, que parece que cayeran las torres gemelas. Pero –vale la advertencia-, les avisamos que vamos a seguir con ese tema tan alérgico, tan incorrecto, hasta que un día alguien con un firme compromiso social se decida a agarrar la brasa.
También es la Asamblea la que lucha contra el monocultivo de pinos y eucaliptos en la región, y empieza a hacer advertencias sobre la soja. Aquí, como los gobernantes y otros sectores viven confundidos, se da pelea contra la forestación masiva, pero no contra la soja.
El gobierno provincial, como en el tango, mira sin comprender. Es un problema de Gualeguaychú. Que se arreglen. Son exagerados estos de Gualeguaychú. Mantienen ese corte, son sectarios, son pocos, son antisociales. Quizás Botnia no contamine, pensó el gobernador. Debería ir a pedir disculpas a los técnicos de Medio Ambiente de la Nación y de la Cancillería, que trabajaron tanto para llevar pruebas a La Haya. Total, otro viaje a Buenos Aires no le hace mal a nadie.

*En Buenos Aires

Y el gobierno nacional, mientras tanto, marcha con sus contradicciones. Finalmente, se convenció de que la molesta Asamblea de Gualeguaychú tenía razón: Botnia contamina, y Uruguay viola tratados internacionales y además vulnera la soberanía argentina. Hace tanto que no se utiliza ese término…SOBERANÍA ARGENTINA. ¿Qué quería decir? Soberanía, claro, el nombre de una avenida.
Pero al mismo tiempo, el gobierno argentino armó con bombos y platillos el Congreso Forestal Mundial, con los lujosos pasteros contaminantes como invitados, y permite la subsistencia de nefastos funcionarios.
Resulta que Cancillería Argentina fue a La Haya con sólidos fundamentos para hablar sobre la contaminación diaria, acumulativa e incorregible que provoca Botnia, y cada tanto aparece el ingeniero Enrique Martínez, titular del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) a decir que tiene pruebas favorables a la planta finlandesa. Y en el gobierno nadie le dice nada. El único llamado que recibe Martínez, seguramente, proviene del conductor uruguayo Victor Hugo Morales, que lo admira, casi lo idolatra. Hasta no es improbable que una foto de Martínez adorne su mesita de luz. Tabaré Vázquez y el ingeniero Martínez. Pavada de mesita de luz, Victor Hugo.
Y al mismo tiempo, ese espectador de lujo del conflicto binacional llamado Hernán Patiño Mayer sigue hablando con una ausencia total de compromiso. Y el gobierno lo deja. Dicen, como excusa, que nadie quiere la Embajada Argentina en el Uruguay. Difícil que suceda eso en la Argentina, donde sobran audaces.
Pero el gobierno los deja flotar, a Enrique Martínez y a Patiño Mayer.
Y es la Asamblea, otra vez, quien marca las contradicciones, las incoherencias.
También la que observa el silencio de la triste oposición política en la Argentina, que no ha dicho una palabra sobre el juicio en La Haya, ni llega a preguntar qué pasa en estas tierras entrerrianas.
También la que observa el silencio de los grandes medios de comunicación, otros cómplices con su silencio contaminante.

En fin, que siga aguantando la Asamblea. Con todos sus defectos humanos. Es cierto que el corte de ruta es difícil, que a veces puede ser una medida extrema, injusto con algunas personas, que puede discutirse. Todo es verdad.
Pero el camino de la Asamblea es demoledor porque son los pasos del pueblo: y es además clarificador en una senda donde todavía hay muchos confundidos, que no han entendido.

FABIAN MAGNOTTA
fabian@maximaonline.com.ar

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