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EQUIPO INTELECTUAL SE NECESITA
EDITORIAL DEL DOMINGO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2009
JORGE EDUARDO RULLI
JORGE EDUARDO RULLI
Vemos en estos días como la izquierda subsidiada, se ha refugiado en el discurso. Aunque no tan sólo en el discurso, con huecos entusiasmos dignos de un mejor propósito, la vemos practicando una cierta agitación de estudiantina, probablemente para justificar sus honorarios o para compensar sus derrotas electorales, transformadas por arte de birlibirloque en rápida victoria sobre una oposición, a la que con real malicia, se acusaba de destituyente y de golpista, mientras que la realidad postelectoral demostró palmariamente, apenas un conjunto sin líderes, sin ideas y sin mayores propósitos rescatables. El universo del discurso suele ser maravilloso, complace a la pequeña burguesía, permite construcciones especulativas que reemplazan la realidad no siempre grata, y por último, nos permite disfrutar de un cierto sentimiento de epopeya sin mayores riesgos personales. Algunos discursos son extraordinarios, nos hacen soñar y evadirnos, nos introducen en realidades cuasi metafísicas, en escenarios de sueños huidizos en que todavía resuenan los bombos y las muchedumbres marchan bajo inmensas pancartas que anticipan mundos nuevos…vuelven algunos cincuentones entonces a llevar vinchas con los colores patrios y a ser la juventud maravillosa que fueron…alguna vez…Treinta y cinco años más tarde, una multitud de agrupaciones, siglas y personajes, que callaron durante años las nuevas dependencias globales, ahora ganan las paredes y ciertos espacios mediáticos, proclamando la defensa de los recursos naturales y denunciando a quienes impulsan las presuntas amenazas destituyentes: los sojeros y la oligarquía vacuna. Que hermoso y que bohemio... estos sorprendentes, inopinados y rápidos reflejos para ocupar un territorio al que hasta ayer nomás denostaran sin mayores consideraciones … Ahora, pareciera que los reúne un deseo arrollador, volver a ser lo que fueron… si hasta se atreven a salir de las mesas del Británico y alcanzar los cercanos y amplios horizontes de la plaza pública, para exponer allí ante quienes quieran oír, esos pensamientos compartidos, que resuman democracia entre iguales, como en las antiguas ágoras de Grecia…
Lamentablemente, tanto fervor y simulacro, no logra ocultar la enorme y propia responsabilidad en la subordinación del país, a empresas como Monsanto y como Cargill, como la Barrick y como Repsol, como tampoco las nuevas relaciones de negocios y de poder que se abren con Telecom y las relaciones de familia con los Werthein, los Elsztain y los Grobocopatel, en la nueva sociedad del conocimiento, devenida ahora proyecto nacional inconfesado. Tampoco logra esa democracia entre iguales, ocultar a los incontables excluidos de ese espacio público privado que es la plaza de los ciudadanos de clase media y de mediana edad, y me refiero a la inmensa legión de pobres e indigentes, a los jóvenes y a los ancianos.
La generalizada fragmentación de las experiencias que, en la mayor parte de los argentinos, se reducen a la realidad más inmediata de la cuadra o de la calle del barrio, a los itinerarios habituales o a lo que nos transmite la tele, colaboran en impedir que se tome conciencia del conjunto de las nuevas dependencias, tanto como de los simulacros de participación, en esta democracia de baja intensidad presidida por discursos progresistas. Es en ese sentido que nos parece interesante cómo en los debates que siguen a nuestras conferencias, nunca faltan los que arguyen las ventajas comparativas del actual gobierno respecto a quienes lo antecedieron. La respuesta por nuestra parte es siempre similar. Lejos estamos de pretender abrir juicios o comparar investiduras, estamos en cambio, refiriendo reiteradamente a temas de soberanía, a dependencias globales, a roles impuestos, a la ausencia de Estado que permitiría por ejemplo, los puertos privados por donde la soja probablemente se marche sin pagar retenciones y luego de habérselas cobrado a los sojeros; estamos interrogando a la conciencia moral de los argentinos, acerca de cómo puede haber hambre y desnutrición en estas tierras a la que llegaron nuestros abuelos escapando de la pobreza y de la falta de alimentos… Sorprendentemente y como desprovistos de toda mirada holística e histórica, nos miran sin comprender, y luego insisten en que la redistribución de la riqueza podría modificar el modelo… de qué modelo nos están hablando? Del modelo de la iniquidad y de la injusticia, del desempleo y de la pobreza… Pero, les insistimos, nosotros estamos hablando de soberanía, estamos refiriendo a Patria, a ecosistemas y derechos de las poblaciones, brutalmente violados por las Corporaciones tal como puede ser en el caso de la Alumbrera… Entonces, nos responde el silencio… al fin alguien más osado y cómo si no nos hubiese escuchado nada de lo que dijimos, nos dice… Usted no puede negar que este es el mejor gobierno de los últimos 25 años de Democracia… Volvimos entonces al principio, como si diéramos vueltas buscándonos la cola, sobre la mesa del tendero sacamos cuentas… mordiendo el cabo del lápiz y contando los porotos y los botones. Se trata de una generación cansada en que la generación anterior reprodujo el setentismo y sus sentimientos de fracaso… Cualquier migaja es suficiente para sentir que algo está cambiando… No se puede esperar ni demandar más… estamos en la edad de la seriedad, de la responsabilidad, en la certeza de que hay que avanzar despacio, paso a paso, y en que debemos creer, sobre todo en los compañeros que alguna vez cuando jóvenes fueron presuntamente revolucionarios… estamos todavía, en la resaca posterior a aquella borrachera de hace más de treinta años…
Creo, además, que ideológicamente no estamos preparados para esta lucha, por eso se hace tan difícil el debate. Estábamos preparados para enfrentar a personajes como Macri y su patota de la ciudad, o a gente como Biolcati y sus anatemas groseros… Pareciera que no tenemos suficiente equipo intelectual para enfrentar los actuales simulacros de la izquierda, para comprender que la propuesta de crecimiento que nos hacen, viene acompañada de negociados y de fantasías, que los discursos encubren con frecuencia oscuros intereses personales de los funcionarios, cuando no la entrega de la Soberanía Nacional o que sencillamente, el tema de la Soberanía como tantos otros, ya nos les interesa, que sencillamente, ya no entra en su universo de conceptos y que van detrás de otros horizontes en que las cosas que a nosotros nos preocupan, a ellos no les preocupan en absoluto….
En un escrito reciente apropósito de la candidatura de Marina Silva en el Brasil, la ex ministro de Medio Ambiente del Gobierno de Lula, nos dice Leonardo Boff: “Marina Silva salió porque tiene sobre Brasil, sobre el PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento) una mirada distinta a la del gobierno que identifica desarrollo con crecimiento meramente material y con mayor capacidad de consumo. La nueva mirada, adecuada a la creciente conciencia de la humanidad y a la altura de la crisis actual, exige una ecuación diferente entre ecología y economía, una redefinición de nuestra presencia en el planeta y un cuidado consciente sobre nuestro futuro común. Para estas cosas la dirección actual del PT está ciega. No es que no vea, es que no tiene ojos, que es peor.”
Cómo ayudar a que emerja esa nueva mirada en los tantos obstinados que aún suponemos que tienen ojos aunque no sepan usarlos, en tantos que se aferran a las migajas del banquete o que con un tardío y culposo sentimiento de adhesión al peronismo, están dispuestos a soportarlo todo bajo el argumento parareligioso de que es preciso tener fe o que los trapos sucios se lavan en casa? Hemos probado diferentes artes para lograr que las cabezas se abran a las necesarias complejidades de la realidad global y en especial, que sean capaces de afrontar los nuevos desafíos. Muchos de los cruces que hacemos habitualmente, de temas aparentemente tan dispares como el de los mercados globales y el parto natural, los conocimientos agrícolas y la epistemología, responden a la provocación que intentamos, de obligar a pensar y en especial a relacionar conocimientos, romper las actuales fragmentaciones e instalar en el otro el hábito de buscar similitudes, de discernir las causas y sus consecuencias, en diversos planos de la vida. Muchos son los que han aceptado esta mirada de las cosas, esta nueva música de las palabras que suscita imágenes dinámicas, que los lleva a relacionar las situaciones de cada día con los hechos históricos y que los conduce a comprender cómo en esta época de globalizaciones, aquello de que el aletear lejano de una mariposa, puede resultar un terremoto en otro punto del globo, se ha convertido en una realidad tan fuerte, tan maravillosa y tan aterradora, que resulta imposible de negar y nos sobrecoge.
¿Es posible que en toda nuestra dirigencia no tengamos una sola Marina Silva? No, no lo creo. Supongo que son muchos y muchas las que están alumbrando esas nuevas miradas. Tal vez, lo que debamos hacer, es poner mayor esfuerzo en quebrar esa delgada capa obstructiva de un nuevo pensamiento, una capa que se amasó de viejas militancias extraviadas, de visiones críticas pero sin sentido histórico ni moral, de férreas adhesiones a la idea de progreso ilimitado y fundamentalmente, del desprecio por todo lo ecológico. Hay algo de lo que estoy absolutamente persuadido y que es el fruto de muchos años de persistir en las mismas luchas: en el esfuerzo por hacerle lugar a esa nueva mirada, como dice Boff…una nueva mirada adecuada a la creciente conciencia de la humanidad y a la altura de la crisis actual, a esa nueva mirada que… exige una ecuación diferente entre ecología y economía, una redefinición de nuestra presencia en el planeta y un cuidado consciente sobre nuestro futuro común…Estoy persuadido que no es precisamente, la llamada derecha, aferrada siempre a sus mezquinos intereses, la que obstruye el que podamos combinar las tradiciones de lucha de nuestro pueblo con las nuevas complejidades. Con esa derecha, tendríamos por sobre todo, que evitar como se viene haciendo sistemáticamente, que se reafirme sobre causas aparentemente justas o que se fortalezca en la unidad de diversos sectores que son empujados a sus brazos. Es con los otros, con los progresistas, con los portadores del viejo y duro paradigma autoritario, con los que pretendemos debatir y los que nos frenan, ellos son los que se niegan y sabotean el salto de conciencia que les proponemos.
Jorge Eduardo Rulli
Lamentablemente, tanto fervor y simulacro, no logra ocultar la enorme y propia responsabilidad en la subordinación del país, a empresas como Monsanto y como Cargill, como la Barrick y como Repsol, como tampoco las nuevas relaciones de negocios y de poder que se abren con Telecom y las relaciones de familia con los Werthein, los Elsztain y los Grobocopatel, en la nueva sociedad del conocimiento, devenida ahora proyecto nacional inconfesado. Tampoco logra esa democracia entre iguales, ocultar a los incontables excluidos de ese espacio público privado que es la plaza de los ciudadanos de clase media y de mediana edad, y me refiero a la inmensa legión de pobres e indigentes, a los jóvenes y a los ancianos.
La generalizada fragmentación de las experiencias que, en la mayor parte de los argentinos, se reducen a la realidad más inmediata de la cuadra o de la calle del barrio, a los itinerarios habituales o a lo que nos transmite la tele, colaboran en impedir que se tome conciencia del conjunto de las nuevas dependencias, tanto como de los simulacros de participación, en esta democracia de baja intensidad presidida por discursos progresistas. Es en ese sentido que nos parece interesante cómo en los debates que siguen a nuestras conferencias, nunca faltan los que arguyen las ventajas comparativas del actual gobierno respecto a quienes lo antecedieron. La respuesta por nuestra parte es siempre similar. Lejos estamos de pretender abrir juicios o comparar investiduras, estamos en cambio, refiriendo reiteradamente a temas de soberanía, a dependencias globales, a roles impuestos, a la ausencia de Estado que permitiría por ejemplo, los puertos privados por donde la soja probablemente se marche sin pagar retenciones y luego de habérselas cobrado a los sojeros; estamos interrogando a la conciencia moral de los argentinos, acerca de cómo puede haber hambre y desnutrición en estas tierras a la que llegaron nuestros abuelos escapando de la pobreza y de la falta de alimentos… Sorprendentemente y como desprovistos de toda mirada holística e histórica, nos miran sin comprender, y luego insisten en que la redistribución de la riqueza podría modificar el modelo… de qué modelo nos están hablando? Del modelo de la iniquidad y de la injusticia, del desempleo y de la pobreza… Pero, les insistimos, nosotros estamos hablando de soberanía, estamos refiriendo a Patria, a ecosistemas y derechos de las poblaciones, brutalmente violados por las Corporaciones tal como puede ser en el caso de la Alumbrera… Entonces, nos responde el silencio… al fin alguien más osado y cómo si no nos hubiese escuchado nada de lo que dijimos, nos dice… Usted no puede negar que este es el mejor gobierno de los últimos 25 años de Democracia… Volvimos entonces al principio, como si diéramos vueltas buscándonos la cola, sobre la mesa del tendero sacamos cuentas… mordiendo el cabo del lápiz y contando los porotos y los botones. Se trata de una generación cansada en que la generación anterior reprodujo el setentismo y sus sentimientos de fracaso… Cualquier migaja es suficiente para sentir que algo está cambiando… No se puede esperar ni demandar más… estamos en la edad de la seriedad, de la responsabilidad, en la certeza de que hay que avanzar despacio, paso a paso, y en que debemos creer, sobre todo en los compañeros que alguna vez cuando jóvenes fueron presuntamente revolucionarios… estamos todavía, en la resaca posterior a aquella borrachera de hace más de treinta años…
Creo, además, que ideológicamente no estamos preparados para esta lucha, por eso se hace tan difícil el debate. Estábamos preparados para enfrentar a personajes como Macri y su patota de la ciudad, o a gente como Biolcati y sus anatemas groseros… Pareciera que no tenemos suficiente equipo intelectual para enfrentar los actuales simulacros de la izquierda, para comprender que la propuesta de crecimiento que nos hacen, viene acompañada de negociados y de fantasías, que los discursos encubren con frecuencia oscuros intereses personales de los funcionarios, cuando no la entrega de la Soberanía Nacional o que sencillamente, el tema de la Soberanía como tantos otros, ya nos les interesa, que sencillamente, ya no entra en su universo de conceptos y que van detrás de otros horizontes en que las cosas que a nosotros nos preocupan, a ellos no les preocupan en absoluto….
En un escrito reciente apropósito de la candidatura de Marina Silva en el Brasil, la ex ministro de Medio Ambiente del Gobierno de Lula, nos dice Leonardo Boff: “Marina Silva salió porque tiene sobre Brasil, sobre el PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento) una mirada distinta a la del gobierno que identifica desarrollo con crecimiento meramente material y con mayor capacidad de consumo. La nueva mirada, adecuada a la creciente conciencia de la humanidad y a la altura de la crisis actual, exige una ecuación diferente entre ecología y economía, una redefinición de nuestra presencia en el planeta y un cuidado consciente sobre nuestro futuro común. Para estas cosas la dirección actual del PT está ciega. No es que no vea, es que no tiene ojos, que es peor.”
Cómo ayudar a que emerja esa nueva mirada en los tantos obstinados que aún suponemos que tienen ojos aunque no sepan usarlos, en tantos que se aferran a las migajas del banquete o que con un tardío y culposo sentimiento de adhesión al peronismo, están dispuestos a soportarlo todo bajo el argumento parareligioso de que es preciso tener fe o que los trapos sucios se lavan en casa? Hemos probado diferentes artes para lograr que las cabezas se abran a las necesarias complejidades de la realidad global y en especial, que sean capaces de afrontar los nuevos desafíos. Muchos de los cruces que hacemos habitualmente, de temas aparentemente tan dispares como el de los mercados globales y el parto natural, los conocimientos agrícolas y la epistemología, responden a la provocación que intentamos, de obligar a pensar y en especial a relacionar conocimientos, romper las actuales fragmentaciones e instalar en el otro el hábito de buscar similitudes, de discernir las causas y sus consecuencias, en diversos planos de la vida. Muchos son los que han aceptado esta mirada de las cosas, esta nueva música de las palabras que suscita imágenes dinámicas, que los lleva a relacionar las situaciones de cada día con los hechos históricos y que los conduce a comprender cómo en esta época de globalizaciones, aquello de que el aletear lejano de una mariposa, puede resultar un terremoto en otro punto del globo, se ha convertido en una realidad tan fuerte, tan maravillosa y tan aterradora, que resulta imposible de negar y nos sobrecoge.
¿Es posible que en toda nuestra dirigencia no tengamos una sola Marina Silva? No, no lo creo. Supongo que son muchos y muchas las que están alumbrando esas nuevas miradas. Tal vez, lo que debamos hacer, es poner mayor esfuerzo en quebrar esa delgada capa obstructiva de un nuevo pensamiento, una capa que se amasó de viejas militancias extraviadas, de visiones críticas pero sin sentido histórico ni moral, de férreas adhesiones a la idea de progreso ilimitado y fundamentalmente, del desprecio por todo lo ecológico. Hay algo de lo que estoy absolutamente persuadido y que es el fruto de muchos años de persistir en las mismas luchas: en el esfuerzo por hacerle lugar a esa nueva mirada, como dice Boff…una nueva mirada adecuada a la creciente conciencia de la humanidad y a la altura de la crisis actual, a esa nueva mirada que… exige una ecuación diferente entre ecología y economía, una redefinición de nuestra presencia en el planeta y un cuidado consciente sobre nuestro futuro común…Estoy persuadido que no es precisamente, la llamada derecha, aferrada siempre a sus mezquinos intereses, la que obstruye el que podamos combinar las tradiciones de lucha de nuestro pueblo con las nuevas complejidades. Con esa derecha, tendríamos por sobre todo, que evitar como se viene haciendo sistemáticamente, que se reafirme sobre causas aparentemente justas o que se fortalezca en la unidad de diversos sectores que son empujados a sus brazos. Es con los otros, con los progresistas, con los portadores del viejo y duro paradigma autoritario, con los que pretendemos debatir y los que nos frenan, ellos son los que se niegan y sabotean el salto de conciencia que les proponemos.
Jorge Eduardo Rulli
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