Hoy, en la bandera de lucha de Gualeguaychú, apareció una estrella. Las estrellas son símbolo de romanticismo, de brillo, de triunfo, de fuerza, de energía. Por eso, una estrella podría representar mejor que nunca a esta luchadora que emprendió el camino de la eternidad.Nos dejó un poco huérfanos, porque ella era la Pachamama, la madre tierra, la madraza de la lucha. Esa mujer que con su particular y simpática imagen desplegó a los cuatro vientos su mensaje cargado de amor y angustia al mismo tiempo. Ahí estuvo, en la trinchera, sin claudicaciones, hasta el final, como lo hacen los valientes, los grandes de espíritu. Ella conoció lo que es trabajar la tierra con cariño, para que luego crezcan en ella los frutos que nos permiten la vida. Ella supo del duro trabajo del campo, de las frías heladas, de los amaneceres esplendorosos, de los ocasos rojizos y de la lluvia que el campesino espera como agua bendita.Ella supo de una vida plena de serenidad y aire limpio, de esas mañanas cuando se levantaba para disfrutar del paisaje campestre e inundaba sus pulmones con el aire fresco rebozante de oxígeno, energizando el cuerpo para enfrentar la jornada. Y también pudo ver el atropello de los que más tienen, de los que nada les importan arruinarlo todo en beneficio de sus bolsillos. Tantas veces lo denunció que hasta se quedaba sin voz gritando a los cuatro vientos que cuidemos este lugar que nos rodea. Tal vez, ahora su voz se amplifique con forma de energía pura y renovadora, para que las conciencias de aquellos que aún no han comprendido que el planeta se destruye, comiencen a recapacitar. La Pacha Mama estaba tan entusiasmada con la lucha que, previendo que su salud se deterioraba, había preparado todo para cuando ya no pudiera caminar. Había comprado todos los elementos necesarios que le iban a permitir seguir yendo a la ruta, aún cuando sus piernas no le respondieran. Nada ni nadie la iban a parar. Y ahora, tampoco la muerte la paró. Simplemente la elevó a otra dimensión para que desde allí continúe su lucha, con sombrero de ala ancha, bandera en mano y el grito en alto: ¡Fuera Botnia!, ¡Fuera Piratas! Ya no la veremos, pero no estará ausente. Cada vez que Gualeguaychú levante su voz contra los usurpadores de nuestra tierra, los ojos claros y apacibles de la Pacha los estarán contemplando orgullosa. Y como buena Pachamama será custodia de este suelo que ella supo defender y amar.
Alberto Dorati.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario